Sentado en el banco del olvido el tiempo se detiene, mientras la soledad del azul susurra con el viento del norte a media voz.
Mientras los acordes del destino narran historias olvidadas de gente que se pierde en la rutina de sus vidas, que se apagan.
Deseos de ojos verdes que desaparecen solo un instante después de haberlos soñado, como nubes de tormenta que dejan sus lágrimas con la intensidad del verano.
En el camino quedan aquellos labios gruesos, de los que nunca me fié, y que hablan de cosas que hace tiempo que dejaron de existir.
Cierro los ojos, vuelvo a soñar despierto, mas allá de cumbres y bosques, para olvidar que me he levantado otra vez en el centro de la realidad
3 comentarios:
Pedazo de pie que tiene ese bebé, no?
Sentado en el banco del olvido
el tiempo se detiene,
mientras la soledad del azul
susurra con el viento del norte
a media voz.
Mientras los acordes del destino
narran historias olvidadas
de gente que se pierde en la rutina
de sus vidas, que se apagan.
Deseos de ojos verdes
que desaparecen solo un instante
después de haberlos soñado,
como nubes de tormenta
que dejan sus lágrimas
con la intensidad del verano.
En el camino quedan
aquellos labios gruesos,
de los que nunca me fié, y
que hablan de cosas
que hace tiempo que dejaron de existir.
Cierro los ojos,
vuelvo a soñar despierto,
mas allá de cumbres y bosques,
para olvidar que me he levantado
otra vez en el centro de la realidad
¡Qué mono!
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